La desertificación en Chile afecta una superficie aproximada de 47 millones de hectáreas (un 63% del territorio nacional) e involucra a un millón y mediode personas, especialmente familias rurales de escasos recursos. Deforestación, pérdida de la fertilidad de los suelos, escasez de agua, bajos rendimientos de la producción agropecuaria, pobreza y migración son algunos de sus efectos ambientales y sociales. Ante la magnitud del problema, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con apoyo financiero de la Unión Europea y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), puso en marcha en el año 2007 el Programa de Recuperación Ambiental Comunitario para Combatir la Desertificación.
En cuatro años, este Programa ha desarrollado 62 proyectos que han sido ejecutados por organizaciones de base yn ONG entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos. Las acciones se han orientado a contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades rurales de escasos recursos, así como a la protección del suelo, el agua y la biodiversidad, mediante la incorporación de tecnologías, formas de producción, conocimientos y habilidades, todo ello como parte de un proceso encaminado a prevenir y mitigar la desertificación.
Entre las organizaciones que han obtenido recursos para implementar proyectos de lucha contra la desertificación en sus territorios se encuentran comunidades agrícolas, juntas de vecinos, comunidades y organizaciones indígenas, organizaciones productivas y ONG. La asignación promedio por proyecto ha sido de alrededor de 14,3 millones de pesos. Los proyectos se han orientado a mejorar la eficiencia en el uso de la leña en los hogares rurales y la utilización de la energía solar y el biogás, como medida para reducir la presión sobre el bosque nativo y frenar los procesos de deforestación. Igualmente, han buscado mejorar los sistemas productivos, restaurar ecosistemas degradados e impulsar procesos de educación y capacitación para la lucha contra la desertificación.
18.177 personas se han involucrado directamente en la realización de los proyectos.
En materia de energía, se han implementado soluciones para el uso eficiente de la leña y la utilización de energía solar y biogás. Se han construido 2.065 artefactos, entre hornos solares, cocinas mejoradas, biodigestores y otros equipos, quelas familias utilizan a diario fundamentalmente para cocinar, calefacción y calentar agua.
Con ellos lograron reducir casi en un 60% el consumo de leña, evitar la contaminación intradomiciliaria producida por el humo y generar menos emisiones de CO2 y material particulado al ambiente. Redujeron también el consumo de gas licuado y la electricidad, lo que les ha permitido un ahorro promedio mensual de $31,563 por familia.
También se han implementado sistemas de cosecha de aguas lluvias desde techumbres y microcuencas, almacenamiento de agua en estanques y pequeños tranques, puesta en riego de pequeñas superficies agrícolas, manejo de rastrojos y fertilización orgánica, protección y encauzamiento de vertientes e implementación de sistemas agroforestales, como medidas para mitigar los efectos de la desertificación y lograr una agricultura sustentable.
De la misma manera, los proyectos han realizado forestaciones, prácticas de conservación de suelos, recuperación y protección de fuentes de agua (vertientes, pozos, canales), como medidas para restaurar ecosistemas degradados. La mayoría de las iniciativas han ido acompañadas por procesos de capacitación y educación, a diferentes niveles. La escuela básica rural ha sido considerada un espacio privilegiado para la acción de sensibilización, pues en ella se incuban la conciencia y las conductas para combatir la desertificación.
El Programa de Recuperación Ambiental Comunitario para Combatir la Desertificación, ejecutado por el PNUD, está concluyendo y como última acción organizó un seminario internacional sobre “Proyectos exitosos e innovadores en la lucha contra la desertificación en Sudamérica”. En el evento, desarrollado entre el 21 y 22 de junio, han participado más de doscientos representantes de organizaciones de base, instituciones de Gobierno, organismos internacionales, gobiernos regionales y locales, además de parlamentarios y público de la comunidad científica y universitaria.
El propósito ha sido relevar la temática de la desertificación que afecta tanto a Chile como a otros países de América del Sur, compartir lecciones aprendidas y resultados y difundir experiencias innovadoras y exitosas de lucha contra este grave problema. El flagelo de la desertificación sigue siendo una amenaza que está lejos de desaparecer, a pesar de los esfuerzos. Por ello se requiere un compromiso mayor a todo nivel para intensificar las acciones dirigidas a prevenir y mitigas sus efectos.