lunes, 28 de febrero de 2011

UNCCD Medidas contra la desertificación en la Gran Muralla Verde Africana.


Once países africanos aprobaron ayer medidas para salvar el Sahel y el Lago Chad de la inminente degradación y desertificación, en la Convención de Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación.

Once países a lo largo de la frontera sur del Desierto del Sahara, se unieron ayer bajo el marco de la UNCCD, que se está celebrando esta semana en Bonn, Alemania, para proteger sus tierras productivas de los estragos del desierto y preservar el Lago Chad para las futuras generaciones.

Con la “Great Green Wall” for the Sahara and Sahel Iniciative GGWSSI, ( iniciativa de la “Gran Muralla Verde” para el Sahara y Sahel), se empleará un mosaico de enfoques con el que gestionar los recursos naturales en un área de 7775 km de extensión y 15 km de ancho que va desde el oeste de Senegal hasta el este de Djibouti, incluyendo el Lago Chad.

Tras varios debates se establecieron los programas de financiación para esta iniciativa.

El Fondo Munidial para el Medio Ambiente FMAM, expresó su interés en apoyar el proyecto con una inversión que podría ser de hasta 115 millones de dólares estadounidenses. Otras instituciones participantes también hicieron sus promesas de apoyo, mediante una financiación que podría llegar a tres billones de dólares estadounidenses destinados al desarrollo sostenible de estos países.

El anuncio se ha producido tras dos días de consultas entre los ministros de medio ambiente y otras partes interesadas de Burkina Faso, El Chad, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Mali, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal y Sudán, sobre como priorizar la financiación para el programa de acción, que está actualmente en su etapa de diseño.

La preservación del Lago Chad se basa principalmente en el apoyo económico del FMAM destinado a aguas.

Monique Barbut, directora ejecutiva y presidenta del FMAM, hizo hincapié en que las propuestas tratan de “ preservar los recursos de una manera que aseguren un futuro estable y sostenible para estos países”. “Las estrategias nacionales deben estar dirigidas por organizaciones que tiene la experiencia suficienta para lograr resultados sólidos”.

Luc Gnacadja, secretario ejecutivo de la UNCCD afirmó que la inversión del FMAM “ tendrá un efecto catalizador para que los países de la GGWSSI movilicen recursos adicionales que se necesiten en los planos regionales e internacionales”.

La sequía del Sahel de 1972-1984, que dió lugar a la pérdida de casi 100000 vidas, provocó un cambio en las prioridades de ayuda al desarrollo, aumentando la importancia de la lucha contra la desertificación y la degradación de la tierra.

Una vez más el ser humano reacciona tras una gran catástrofe, ¿dónde se quedó el principio de “más vale prevenir que curar”?, espermos que esta vez las buenas intenciones no sean humo.

Se espera la gestión sostenible de la tierra, el agua y la vegetación en un máximo de 2 millones de hectáreas de cultivos, pastizales, bosques y ecosistemas de tierras secas por país. Junto con la protección de la diversidad biológica, muy importante y amenazada en estas áreas, y el secuestro de 0,5 a 3,1 millones de toneladas de carbono por año.

domingo, 27 de febrero de 2011

Santiago de Chile plantea oportunidades en forestación urbana.

La ciudad de Santiago -al igual que muchas otras metrópolis del mundo- se encuentra dentro de una gran paradoja que tiene que ver con aumentar la extensión de su límite urbano para acoger el crecimiento de su población, o detener dicho crecimiento con el fin de mejorar la calidad del aire y proteger el desarrollo de las actividades agrícolas.

En junio de 2010, el Consejo Regional rechazó la propuesta de modificación N° 100 al Plan Regulador Metropolitano de Santiago, denominada "Actualización extensión urbana y reconversión industrial" (ver más sobre este tema aquí, aquí y aquí). Esta propuesta amplía el límite de la ciudad en cerca de 10.000 ha de las cuales casi 3.000 corresponden a áreas verdes.

Uno de los principales argumentos para sostener el rechazo, fue la imposibilidad de los municipios para financiar el mantenimiento de las nuevas áreas verdes propuestas, una vez que pasen los 5 años que tienen obligatoriamente los privados para asegurar su mantención.

Por otra parte, en el primer Plan de Prevención y Descontaminación Ambiental (PPDA) de Santiago de 1998, se estableció como una medida para contrarrestar las emisiones tóxicas, evitar la expansión de la ciudad con la idea, de que el sistema de transporte fuera más racional y con ello disminuir las emisiones. En el mismo PPDA, se constató que la mala calidad del aire se debía a múltiples factores, tales como la disminución de la cubierta vegetal, la impermeabilización del suelo y cambios en las tasas de reposición de las napas freáticas, pérdida de bosque nativo y erosión.

A su vez, en la memoria explicativa de la modificación N° 100, la Secretaría Regional Ministerial de Vivienda y Urbanismo, establece como uno de sus objetivos centrales el aumento de la disponibilidad de áreas verdes, por lo cual se propone reservar 2.731,7 hectáreas para parques y áreas verdes. Esto significa la plantación de cerca de 200.000 nuevos árboles durante los próximos 20 años.

De estos antecedentes, surge la oportunidad de superar la paradoja, a través de la habilitación de nuevo suelo para el desarrollo urbano, pero aumentando considerablemente la cantidad de áreas verdes y con ello, la calidad del aire de la cuenca.

La pregunta que viene ahora, es si basta con la plantación de más árboles para revertir los impactos del cambio climático y principalmente, del crecimiento descontrolado de la ciudad sobre terrenos de carácter rural.

Entre muchos otros, quiero relevar dos señales del impacto del Cambio Climático en Santiago. El primero tiene que ver con la real falta del recurso agua, para el desarrollo de actividades agrícolas, hecho que se ve agravado en mayor medida por la obsolescencia de la normativa relacionada con los derechos de agua. Este estrés hídrico puede poner en aprietos una propuesta de Plan Metropolitano de Áreas Verdes para la RMS, ya que el agua para el riego, especialmente durante los primeros años de vida de un árbol, resulta fundamental para su desarrollo posterior. El segundo, se relaciona con el aumento de las temperaturas extremas durante los meses de invierno y verano, afectando con ello la salud de la población (enfermedades respiratorias) y la seguridad alimentaria (sequías y encarecimiento de vegetales y hortalizas).

Si consideramos que un árbol maduro, contiene unos 300 kg de carbono y que en una hectárea caben cerca de 400 árboles plantados cada 5 metros, tendríamos una cifra de 120 toneladas de carbono por hectárea. Y si una tonelada de carbono en la madera de un árbol o bosque, equivale a la captura de 3.5 toneladas de CO2 atmosférico, tendríamos que una hectárea plantada con árboles, podría capturar cerca de 420 toneladas de CO2 atmosférico, durante el período de 100 años, es decir, 4.2 toneladas de CO2 anualmente. Cabe señalar, que el promedio mundial de emisiones de CO2 en 2001, fue de 3.9 toneladas por persona (Banco Mundial), por lo que si se desea mantener en equilibrio la cantidad de CO2 emitido y capturado se requeriría al menos, forestar una hectárea por persona anualmente.

Las estimaciones de crecimiento poblacional para los próximos años en la Región Metropolitana de Santiago, indican un promedio de 50.000 nuevos habitantes por año, por lo que se necesitarían 50.000 hectáreas por año para capturar 210.000 toneladas de CO2 sólo para mantener dicho equilibrio.

En este caso, la propuesta del MPRMS 100 permitiría con sus 200.000 árboles reducir sólo 2.100 de las 210.000 toneladas de CO2 que se requeriría capturar anualmente. Incluso, la meta de los 6 millones de árboles planteada por el Presidente Piñera en su programa de gobierno para la Región Metropolitana de Santiago, sólo sumaría 63.000 a la brecha de 210.000 toneladas de CO2 mencionada anteriormente.

Todo este ejercicio, ha servido para graficar la urgencia que hay respecto al control de cambio climático en nuestra región y que para mejorar la calidad del aire, no basta sólo con plantar más árboles, sino promover una serie de acciones complementarias que permitan la reducción de contaminantes: disminución de viajes en transportes que usen combustibles fósiles, mantener controlado el crecimiento en extensión de la ciudad, promover prácticas de eficiencia energética y complementariamente, montar una verdadera maquinaria de plantación de árboles, que tome el problema como una responsabilidad de carácter global e inmediata.

Escrito por: Pablo Fuentes Flores.Arquitecto Urbanista. División de Planificación y Desarrollo Regional, GORE Metropolitano de Santiago

sábado, 12 de febrero de 2011

Los bosques mundiales poseen la clave para estabilizar el clima.


Nunca, como ahora, la forestación ha recibido tanta atención mundial. Protagonistas en la mitigación del cambio climático, los bosques celebran, este 2011, su año internacional.

Son "gratuitos", sirven de refugio animal, no son exigentes en materia de suelos, no necesitan tecnología de avanzada para cumplir su trabajo y, con esa misma sencillez que los caracteriza, poseen la clave para mitigar los efectos del cambio climático.

Se trata de los árboles, esas "plantas perennes, de tronco leñoso y elevado, que se ramifican a cierta altura del suelo", como los define la Real Academia Española.

Para subrayar aún más su importancia, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) declaró 2011 como el Año Internacional de los Bosques.

Y para justificar lo anterior, basta informar que, mediante el proceso natural de fotosíntesis, los árboles absorben y almacenan el dióxido de carbono (CO2) antes de que alcance la estratósfera y genere el efecto invernadero. Pero aún más, porque a pesar de que todas las plantas son capaces de realizar esta tarea, los árboles procesan mucho más gas que las pequeñas plantas, convirtiéndose en la opción más eficiente de la naturaleza.Como dato añadido, un kilómetro cuadrado de bosque genera 1.000 toneladas de oxígeno al año.Sin embargo, uno de los máximos problemas de los últimos tiempos, según un informe de 2010 de la FAO, ha sido la tasa de deforestación y la pérdida de bosques naturales a nivel mundial.

El panorama, a pesar de esta última afirmación, no es desalentador. Según el mismo informe -titulado La situación de los recursos forestales, análisis regional-, la tasa de deforestación se redujo "de unos 16 millones de hectáreas al año en la década de 1990 a aproximadamente 13 millones de hectáreas al año en el último decenio". Los países, aunque de a poco, están tomando conciencia.

La Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales, también elaborada por la FAO, señaló que, en 2010, "el área total de bosque existente en el mundo ascendía a algo más que 4.000 millones de hectáreas, que correspondían a 31% de la superficie total de la tierra". Los países con mayor riqueza forestal, poseedores de la mitad del total del área bosque, son Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos y China.

AGROFORESTACIÓN. En el lanzamiento del Año Internacional de los Bosques, Dennis Garrity, director general del World Agroforestry Centre, destacó la importancia de la agroforestación aún en las pequeñas granjas. En ese sentido, se refirió a la deforestación ya conocida pero, también, a la creciente plantación de árboles en pequeños establecimientos agrarios y a la combinación de la forestación y la agricultura, es decir, la agroforestación.

Según Garrity, "los sistemas agroforestales ofrecen mayores oportunidades de compensación de carbono que cualquier otra práctica de mitigación del cambio climático en la agricultura".

URUGUAY. A diferencia de lo que sucede en países del Sudeste Asiático, por ejemplo, en donde algunos establecimientos complementan dicha práctica con la agricultura, en Uruguay la forestación se complementa con la ganadería extensiva "por las exigencias del país", dice el ingeniero agrónomo Edgardo Cardoso, gerente de la Sociedad de Productores Forestales del Uruguay.

"La forestación es la actividad más regulada que existe en el país", apunta Cardoso. Quien desee utilizar suelos para producción forestal debe solicitar autorización ante los ministerios de Ganadería y Ordenamiento Territorial.

"Cuando hablamos de regulación estamos hablando, básicamente, de que el desarrollo forestal se realice en aquellos suelos que se denominan de prioridad forestal, que no son suelos aptos para la agricultura", explica Cardoso, quien también aclara que se refiere a "términos industriales": "Eso no quiere decir que no puedas tener un pequeño monte en un establecimiento agrícola o un pequeño monte en un establecimiento de ganadería intensiva. Estamos diciendo que la forestación, industrialmente, no puede ir en aquellos suelos que son de mayor potencial agrícola, y no lo ves tampoco en aquellos suelos donde se desarrolla la ganadería intensiva porque la ganadería intensiva, en el país, no usa campo natural, usa praderas artificiales y cultivos forrajeros anuales".

De acuerdo a la FAO, Uruguay figura entre los países de América del Sur que aumentaron sus áreas de bosque desde el año 2000, junto a Chile y Costa Rica. Según el mismo informe, los bosques plantados en la región de América del Sur han crecido a un ritmo de 3,2% anual durante el último decenio.En Uruguay, la superficie agropecuaria abarca 16,4 millones de hectáreas. Según datos del Ministerio de Ganadería, la producción de carne y lana ocupa 13,2 millones de hectáreas. En contrapartida, la superficie total de bosques se extiende en 1:722 hectáreas, de las cuales 676.000 son eucaliptus, 275.000 sin pinos y 19.000 pertenecen a otras especies.

En Uruguay, la superficie agropecuaria abarca 16,4 millones de hectáreas. Según datos del Ministerio de Ganadería, la producción de carne y lana ocupa 13,2 millones de hectáreas. En contrapartida, la superficie total de bosques se extiende en 1:722 hectáreas, de las cuales 676.000 son eucaliptus, 275.000 sin pinos y 19.000 pertenecen a otras especies.

DATOS CLAVE

Beneficios forestales
Mediante el proceso de fotosíntesis, los árboles absorben y almacenan dióxido de carbono (CO2). En comparación con las pequeñas plantas, procesan mayores cantidades de gas.

Producción de oxígeno
Un kilómetro cuadrado de bosque genera 1.000 toneladas de oxígeno al año.

Panorama alentador
A pesar de las altas tasas de deforestación, éstas se redujeron de 16 millones de hectáreas al año en la década de 1990, a 13 millones de hectáreas al año en el último decenio, según uno de los últimos informes de la FAO.

miércoles, 2 de febrero de 2011

FAO destaca disminución de deforestación en América Latina.


En su informe sobre la situación de los bosques en el mundo, la agencia de la ONU señala que la tasa de deforestación en el Caribe disminuyó de 59.000 a 41.000 hectáreas por año, mientras que en América del Sur cayó de 4,5 a 3,5 millones de hectáreas. También destaca que entre el 2000 y 2010 hubo un aumento en el área forestal en Cuba, Costa Rica, Chile y Uruguay.

02 de febrero, 2011 La tasa de deforestación se redujo en América del Sur y el Caribe durante la última década, aunque registró un leve incremento en América Central, indicó hoy la FAO.En su informe sobre la situación de los bosques en el mundo, la agencia de la ONU señala que la tasa de deforestación en el Caribe disminuyó de 59.000 a 41.000 hectáreas por año, mientras que en América del Sur cayó de 4,5 a 3,5 millones de hectáreas.

También destaca que entre el 2000 y 2010 hubo un aumento en el área forestal en Cuba, Costa Rica, Chile y Uruguay.En total, la región posee 57 % de los bosques primarios del mundo, los más importantes desde el punto de vista de la biodiversidad y la conservación. El 18 % por ciento del área total de bosque de la región se encuentra en áreas protegidas oficialmente designadas.

El representante regional adjunto de la FAO para la región, Alan Bojanic, subrayó la necesidad de proteger ese recurso natural.

“Un factor clave para la conservación de los bosques es el manejo sostenible: no sólo tiene efectos benéficos para detener la deforestación, sino que juega un papel fundamental en el alivio de la pobreza y la desnutrición, y en la mitigación y adaptación del cambio climático”, apuntó.

Por su parte, el director asistente de la FAO para Bosques, Eduardo Rojas, afirmó que se debe dar énfasis a la conexión entre los bosques y las personas, así como a los beneficios que pueden resultar cuando éstos son manejados por personas locales de una manera innovadora y sustentable.